EL
CUESTIONAMIENTO
Encontré
esta frase leyendo sobre neuroeducación, “Para educar el interior de un niño,
debemos quitarnos los zapatos ... no sea que les pisemos los talentos” (Rodríguez
2016) y no saben cómo me cuestionó, ¿realmente
podemos limitar los talentos de nuestros hijos? ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Todos
intentamos descubrir en que son buenos nuestros hijos y lo hacemos ocupándolos
en actividades que creemos son las apropiadas, pero cuando miramos están más
ocupados que nosotros con actividades que no se relacionan, que en lugar de
descubrir sus talentos están generándoles estrés y limitando su creatividad.
Pero
si esta no es la manera ¿cuál es? ¿qué hacemos como padres? Es más, me pregunto
si estamos listos para formar talentos, o si el interés porque nuestros hijos sobresalgan
los está limitando, aburriendo y desmotivando.
Por
eso hoy quiero analizarlo con ustedes para aprehender como mamá a valorar los
talentos de mis hijos para que puedan usarlos para enfrentar los retos y
disfrutar el camino.
LA POLÉMICA
Creemos
que el colegio debe ser el primer lugar de formación de talentos de los niños,
nos demoramos analizando las diferentes opciones, lo que ofrecen, las
fortalezas y de que manera van a hacer de los niños personas fuertes, competitivas
y capaces de resolver problemas; sin embargo teniendo en cuenta que la familia
es el primer núcleo de aprendizaje y socialización, debe ser en el hogar que
logremos este descubrimiento, que podamos conocer y descubrir que apasiona a
nuestros hijos y que proporcionemos un ambiente de exploración en lugar de
presionarlos para realizar actividades que nos gustan a nosotros.
LA REFLEXIÓN
Como
lo dije en un artículo anterior, los hijos son nuestro reflejo y terminan no
solo imitando conductas y maneras de afrontar los problemas, también heredan
parte importante de su personalidad de nosotros: entre un 30 y 50% (Márquez
2015), lo que nos muestra que conocemos a nuestros hijos y son parte de lo que
somos, pero “no son iguales” tienen
talentos diferentes que debemos descubrir y darles la oportunidad de explorar
su entorno para encontrarlos.
No
es una tarea sencilla y muchas veces implica involucrarse con los niños de una
manera especial, compartiendo momentos y experiencias especiales como familia,
dejándolos proponer y construir.
LA CONCLUSIÓN
Todos
los niños cuentan con un mundo interior increíble centro de las emociones, la
energía y los sentimientos, núcleo del que vienen los talentos, los cuales se
conectan directamente con el cuerpo que es el que permite la interacción y la exploración,
por medio de la socialización; y el que les va a dar la oportunidad de resolver problemas, ser creativos y
exitosos (lo que soñamos todos los padres).
Desafortunadamente
los adultos no conocemos este mundo interior y creemos llegar a él por medio
del comportamiento y el lenguaje de los niños, pero no es así, solo conocemos
los talentos por medio de la observación, analizando aquellas actividades en
las que podrían pasar mucho tiempo y aquellos que las distraen hasta olvidar el
mundo que los rodea, pero también viendo sus habilidades y sobre todo aquellas
que disfrutan.
Debemos
ser muy cuidadosos cuando de su mundo interior se trata, por eso la frase “Para educar el interior de un niño,
debemos quitarnos los zapatos ... no sea que les pisemos los talentos”, es
totalmente cierta, no podemos dejarnos influenciar por la excelencia, el interés
en que desarrollen ciertas habilidades y perder la meta real de educar sus
talentos a partir de su mundo interior, el que ellos quieren mostrarnos no el
que nosotros queremos ver.
EL RETO
Descubrir sin
limitar, dar
la oportunidad a los niños de descubrirse y conocerse, dejarlos explorar el
entorno acompañados de ustedes y leer esas características que van a ir
demostrando desde muy pequeños, para como padres ir creando las oportunidades
para que pueda lograr habilidad en ese o esos talentos.
Existen
muchos talentos y pueden mezclarse en nuestros hijos, así que tómense el tiempo
para escuchar, ver y analizar los talentos de sus hijos, solo así descubrirán
si su hijo tiene talento lingüístico, musical, naturalistico, espacial,
cinestésico, lógico-matemático, interpersonal o intrapersonal y, a partir de
esos talentos podrán encontrar no solo el mejor colegio para sus hijos, sino las actividades lúdicas, y más adelante ellos
mismos serán capaces de encontrar su misión en la vida.
BIBLIOGRAFÍA
Rodriguez,
Nora (2016) “Neuroeducación para padres” capitulo 3.
Márquez ,Guille Palou (2015) “La herencia de la personalidad”
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